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El poeta Juan Carlos Mestre escribe sobre el libro-disco SU MAL ESPANTA


Saben algo que a alguien salva, conocen algo que muchos otros aguardan bajo la intemperie moral de las estrellas. Hay raíces bajo la radical mansedumbre de su voz, la insurgencia de los delicados actos de legítima defensa a favor de los que sufren. Esa es la razón que otorga luz a la palabra itinerante de sus días: la dignidad del porvenir que aspira a la abolición del sufrimiento humano. 

Conmovedores, mágicos, indomables en la ternura, desobedientes ante la amargura y la carcoma de lo normativo, libres ante las jaulas, de pie en la asamblea de los que reflexionan sobre la justicia que no tuvieron otros, y por eso condición de lo justo frente a los fuertes, y por eso personas para la imaginación del porvenir. Hablan en voz alta en una época en que se acostumbra a hablar calladamente, dicen libertad y están nombrando el cuerpo sin género de la desnudez, dicen aire y los prisioneros y los insurrectos ejercen su derecho a volar, a huir de la costumbre y buscar espacio en las iluminaciones de la promesa (…) Son la desafiante sonrisa de lo libre frente a los viejos ritos de la retórica moribunda, la herida de la espina que se transforma en alabanza de la efímera locura de la rosa. 

Llegará la hora y llegarán los días en que todos los cielos nacidos contra la muerte les darán las gracias por haber ayudado a resistir, por abrir las puertas a los sueños, por haber acompañado a los solos, a los silenciados, a los que el consumo posterga, a los que ninguna razón de buen estado ayuda a salvar durante las penurias de época. 

Si cerráis los ojos oiréis su luz oscura, la justicia de la belleza, su claridad sin daño junto a la fuente donde la conciencia mana la canción que nunca muere y todo mal espanta, la voz sin boca de los testigos de la nobleza humana.

Juan Carlos Mestre
(fragmentos del prólogo del libro-disco)